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Cartas entre Moscú y Lisboa

MADRID III

MADRID III

Querido JR,

 

tus últimas cartas cumplieron sobradamente el propósito de estas notas que nos intercambiamos y que no son las primeras palabras a través del océano. Aunque no pienses ni por un momento que te apoye en tu particular caída del caballo, Dios me libre de hacer turismo guíado a paraísos artificiales, ¡menos aún de confesarlo!.

 

De nuestra confesable admiración por el Maestro Espada, sin embargo te diré lo que me dijo Lèa cuando llegué con las nuevas de tu última carta y la ilusión de un niño con un nuevo descubrimiento: «¡qué flipaillos de la vida que sois, habláis como si esuviérais de vuelta de todo. ¡No os queda nada todavía!». Sea. Pero, ¡y lo que nos entretenemos! Y por citar al Maestro Q, otro de los que nos flipa, Un gentleman sólo defiende causas perdidas - también hubo elogios, no pongas esa cara-.

 

En fin, mi tecla se ha agitado hoy tras la lectura del artículo de Jordi Sevilla sobre las listas abiertas. Recordarás que fue ministro del primer gobierno de Rodríguez, de la rama leída y escribida, en principio si el haz de la hoja socialista es Pajín o Chacón, él estaría en el envés. Cayó en desgracia, no le pusieron estatua, y ahora agita tímidamente los brazos desde su blog. Un buen vasallo si hobiere buen señor. Sigo. Aquí te dejo algunos párrafos que me parecen de gran valor en nuestra cruzada:


Nuestro sistema electoral es heredero, también, de la transición democrática. Y, a los efectos que aquí nos interesan, se hizo pensando en cuatro asuntos prioritarios entonces: fortalecer la estructura de los partidos políticos tras cuarenta años de dictadura; facilitar la gobernabilidad, evitando una excesiva fragmentación de la representación popular en una “sopa de siglas” en el Parlamento que fuera desestabilizadora; incorporar a las minorías nacionalistas periféricas a las tareas comunes de toda España y respetar la provincia como circunscripción electoral ya que ni la Constitución se atrevió a cambiar este esquema de organización administrativa del país, de raiz francesa e implantación desde mediados del siglo XIX.
En ese contexto, se inscriben las listas cerradas que pretendían fortalecer el poder vertebrador de los partidos (pieza esencial para articular la participación ciudadana, según la Constitución), asumiendo que lo importante era votar las “ideas” y programas presentados por los Partidos políticos, antes que a las personas concretas que representaran la aplicación concreta de estas ideas.
En su momento, pues, se optó por la provincia y por las listas cerradas, no con malévolas intenciones, sino convencidos de que las siglas partidistas (sus ideologías) primaban sobre cualquier otro personalismo y como una respuesta que facilitaba y fortalecía el despliegue de la democracia de partidos (no se pensaba en otra) en España.

 

Hasta el momento nada que objetar. A mi también me va la cosa con algo más de marcha pero, carajo, es un ex-ministro y un hombre educado. Según Sevilla se producen, como consecuencia de lo anterior, dos efectos perversos:

 

los aparatos partidistas fuerzan las candidaturas de sus fieles colaboradores en tareas internas del partido, mientras que los candidatos, una vez elegidos diputados o concejales, no tienen apenas incentivos para hacerlo bien en relación con los ciudadanos (no quiere decir que no lo hagan), mientras tienen todos los incentivos para hacerlo bien respecto a sus direcciones partidistas que son, en realidad, a quienes les deben el puesto. 

 

Nada que añadir, qué te voy a decir, salvo quizás que si todos vemos que anda como un pato, grazna como un pato y tiene pico de pato por qué nos empeñamos en decir que es superman. Prosigue razonando por qué las listas abiertas no solucionarían estos problemas: las listas de los partidos las seguirían confeccionando los partidos, por muy abiertas que fueran. Salvo las listas “independientes” o individuales como él las llama:

 

Pero esto no son listas abiertas sino una reforma profunda y esencial de la misma Constitución para ir a un modelo electoral distinto, de matriz anglosajona que, además, plantea otro problema: si la campaña no la hace el “partido” sino la persona para que puedan votarme a mi, ¿quién financia las campañas de los candidatos individuales en listas abiertas?. ¿Es mejor correr el riesgo de acabar siendo un representante del lobby que te financia, antes que serlo del partido que te presenta?

 

Y aquí está la chicha y el por qué no ganaremos nunca esta batalla como la han perdido todos los ilustrados, afrancesados, liberales, republicanos o ciudadanos: la gente tiene instalada en la cabeza la idea de que el Estado vela por él. ¿Por qué el Estado ha de financiar los partidos políticos? ¿Por qué el Partido ha de estar cautivo por el Estado, y no al servicio de la sociedad civil? ¿Es tan difícil comprender que si el Estado financia los partidos estos pasan a depender de él y no de la gente que les vota? Una labor de siglos que en España se ha regado hasta hace bien poco con sangre y que hoy se compra con coche oficial o se condena al ostracismo.

 

No tenemos en nuestra historia la sana costumbre de matar monarcas, es cierto, y tampoco en nuestra iconografía popular hay valedores de la libertad individual o libertad responsable o yo qué carajo sé como llamarlo ya. No tenemos Padres Fundadores, -ya sabes que los liberales de Cristo Rey aquí ponen a los Reyes Católicos- ni Waldens... ¡si hasta lo que podríamos llamar como el mayor éxito de la Desobediencia Civil en España, la abolición de la mili, es considerado herencia de Áznar López! -como sabes, por no tener no tenemos tampoco mucho que ver en la Constitución que nos gobierna, nos comimos lo que nos echaron -. Para cerrar como empezamos, en el blog del Maestro, échale un vistazo a este vídeo grabado en el Marqués de Larios -qué poco me gustan la mayoría de las ciudades de la costa mediterránea- y ya si eso seguimos otro día.

 

El artículo del ex-ministro termina proponiendo una solución alternativa a las listas abiertas, te la ahorro porque es cómica siendo benévolos.

 

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Para el cierre amable de hoy, metidos como estamos en la madre de todas las batallas, un par de artículos a propósito que me han sacado la media sonrisa y me han dejado el regusto cálido de la ironía fina y el sarcasmo a cara de perro. Uno de nuestro Embajador en Forma, Chencho Arias que sueña con Manderlay; el otro del AS, extractos de un artículo del Maestro del Chupa-chups en El Periódico.

 

 Siga con salud.


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Armando

1 comentario

JRG -

Lèa dirá que nosotros somos unos flipadillos por dos cosas: una, porque no habrá ido nunca a una plática del maestro Espada; dos, porque metidos en faena podemos ser dos colgaos medio pedantes porencimadelbienydelmal pero eso sí, sin ridículas lentes del XIX.

Me tomo a lo personal su crítica sobre mi viaje al Poás. Ya sabe usted eso de que, porque maté un gato me pusieron matagatos. Si le sirve de consuelo y porque hasta de la caída más tonta no se puede levantar tan campante si tiene suerte, le diré que el hombre (o la mujer) es un animal tan absurdo que hasta en el escenario más insospechado puede depararle la más fascinante de las atracciones. Por eso, la confesión se quedó corta.

Del resto y sobre el ex-ministro y sus listas abiertas le contesto en el próximo misil poniendo como ejemplo el teatro de las maravillas de las elecciones municipales de mi pueblo, alguien da más.

A las buenas…

JRG

PS. Los dos artículos finales de dulce. El jubilado socarrón es un crack y el cruyff es holandés catalanofilializado, qué quiere que le diga.