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Cartas entre Moscú y Lisboa

Moscú

МОСКВА III

Querido Amigo,

Su misiva, ya lo sabe, se hizo esperar pero colmó las expectativas. Su torrencial expresividad, su sana rabia sujeta, sus recomendaciones, rotundas sentencias, detallada exposición. Exabruptos en definitiva, que con su permiso hago míos.

Yo seré breve, que espero ansioso su respuesta.

Empiezo por la obligación, a botepronto y directo, que sus admiradoras nos van a tomar por bichos raros. Si quisiéramos defender un liberalismo de mercado libre (que no de negocio libre que es el que Vd. junto a tantos confunde con mis deseos) empezaríamos preguntándole que nos diga quién le contó que las empresas deban velar por un derecho natural (acaso Universal, siempre me lío en esto) como es el estar a salvo de la intromisión estatal. Y acabaríamos con que, en consecuencia, le está muy bien empleado. Me autocito y ya sólo me falta lo de tener un hijo.

Pero no es día de eso, ya lo sabe. Despachemos el asunto, por ahora, con una sentencia que me parece demoledora. No, no es de hace 250 años, es de la mente tal vez más trasversalmente ilustrada que haya dado el yermo ibérico, mientras el salto de la edad media a la posmodernidad nos pillaba a unos robando habas en el huerto Tarato; y a otros embridando al pueblo con una mano en la caja, el miembro en Montesquieu y preguntándole al espejo quién es la más guapa.

Allí donde la libertad formal y la material crecen, las sociedades se encomiendan a la física de la espontaneidad antes que a la del control, iniciando una andadura sin precedentes. Es por eso banal alegar que semejante momento será desviado o invertido por alguna confabulación de plutócratas (dueños de media, directores de servicios secretos, padrinos de mafias, sanedrines corporativos, etc.), como banal es llamar causa al síntoma. Fueren cuales fueren, esas hipotéticas confabulaciones siguen el paso marcado por la libertad, no a la inversa.
Caos y Orden, Espasa 1999, pág. 226.

Lo ha reconocido, es Escohotado. Y a otra cosa. Que es la devoción.

Ya habrá visto que últimamente me he puesto algo más beligerante, con más miedo que siete viejas todo hay que decirlo. Ha habido algún remate pastel también. Pero, oiga, que uno también necesita algún empujón. Y está abierto a ideas. Estoy convencido de que más pronto que tarde esto habrá que cambiarlo. Por el propio agotamiento del sistema, y porque parece que la dinámica de cambio que sacaron de los garajes californianos  tiene que acabar teniendo alguna influencia en Puertourraco. No, no piense que soy tan infeliz, estoy igualmente convencido que no va a servir absolutamente de nada. Traído por Vd. en inmejorable epitafio

La gente prefiere perder sus derechos laborales antes que su sueldecito.

Por lo tanto se tratará, como siempre se ha tratado, de cambiar todo para que que todo siga igual. Pero, oiga, ya que lo de cortar cabezas es imposible ¡qué no nos quede el regomello en la boca!

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Déjeme, para terminar, que le haga una confesión. En Rusia existe la posibilidad, alargada por unos años gracias a la bendita Crisis, de comprar cualquier cosa que imagine en el mercado negro. Está inserto en el folclore extranjero lo de la compra de voluntades pero, como todo, tiene su reverso luminoso. Aquí y allá, muchas veces a la salida de la boca del metro, hay puestecillos, generalmente de señoras mayores, que consisten en una o dos cajas del revés a modo de mesitas llenas de productos de toda suerte según sea la época o la industria: flores, pipas, verduras, leche, requesón, frutas, bayas, periódicos, revistas, pañuelos, ropa interior, pantalones, entradas de teatro, películas, juguetes y artilugios varios, vestidos, pescado seco, ahumado o en salazón... en fin ya me entiende.

El otro día dí con un viejo que tenía una pequeña montaña de libros clásicos en su particular tenderete. Y cuando digo clásicos me refiero a Clásicos: las obras de Lenin, biografías de Stalin, tribulaciones de un joven Marx y sesudos tratados varios que demostraron en su momento la superioridad técnica y moral del socialismo estatalizado. Entre ellos estaba el pensamiento de Shaw seleccionado por el régimen. Una sabrosa reliquia setentera, en inglés y prólogo ruso (intitulado Adalid de la verdad) con fotos que abarcan toda una vida. No sé si lo leeré, pero acariciarle el lomo me arranca una sonrisa de 50 rublos.  

No quiero despedirme sin agradecerle a Rousset y a Octavio Paz (¿no le invade una infinita tristeza al ver a Soler Serrano? yo por lo pronto me he bajado tres o cuatro), repasaré cuando vuelva al pueblo el prólogo a las Enseñanzas de Don Juan (y vuelve a salir mi tío Mario, que está en trance de convertirse en hombre de conocimiento) porque con 18 años y deseando leer sobre drogas, ¡qué se te va a quedar de un prólogo!. Ya le contaré. Entretanto que sigua retumbando una frase que se me antoja jupiterina emboscada en su melodiosa voz y tranquilo gesto.

La política es el arte de convivir y no el arte de cambiar al hombre

Malos tiempos para la lírica.

Siga con salud,

Armando

PS:
       Por cierto no piense que ahora le vamos a cambiar el título a este buzón.

PPS:
         No me resisto a dejarle una recomendación que acaba de enviarme Chihiro. Como diciendo, «ahí la llevas, bailala»

МОСКВА II

Querido JR,

Parece que la tan esperada visita al mausoléo de Vladimir Ilich no termina de concretarse nunca. Es una pena porque si en alguna época del año se puede decir que Moscú está bonita es en verano. Y es casi verde.

Me decido a escribirle por la desazón que me está provocando uno de los libros más insospechados. A usted no puedo esconderle que el liberalismo sin orden ni concierto, al que me agarré en mi bautismo político, está atravesando una de esas crisis. Y, oiga, que estoy leyendo Gomorra y me estoy diciendo: «Pero serán cabrones! Y yo seré pardillo... me la han metido como se la llevan metiendo a los comunistas desde hace un siglo! ¡yo también soy (he sido?) un tonto útil!» No, es que, ¡el consumidor quiere precios bajos! ¡Y las empresas tienen que dar lo que el consumidor pida, que si no vendrá otro de fuera que lo hará mejor y más barato y se quedará con el pastel!

Y me autoconvencía de que era así. Ay

Fue entonces cuando la moral putrefacta de los que se aprovechan en nombre de la Libertad, en este caso de mercado y en este caso la mafia, se me apareció purificándose en las aguas  del puerto de Nápoles

Humus y basura, años de restos llevados a la orilla por las mareas han creado una nueva formación. Los barcos vacían sus letrinas, limpian las bodegas dejando que la espuma amarilla caiga al agua, las lanchas y los yates purgan motores y ponen orden echándolo al cubo de basura marino. Y todo se concentra en la costa, primero como masa blanca y luego como corteza dura. El sol crea el espejismo de mostra un mar hecho de agua. En realidad la superficie del golfo se asemeja al brillo de las bolsas de basura.

Puede utilizar la misma imagen para las ciudades, pueblos y personas que caen bajo el capitalismo redentor (a semejanza de lo que caía/cae bajo el comunismo proletario y unitario)... y me sentí un poco revolucionario de izquierdas. Y para quitarme el gusanillo y volver de los abismos a los que peligrosamente me abocaba, me dí una vuelta por RebeldeMule.org.

Es un foro. Y es magnífico. Cualquier cosa que su calenturienta mente de adolescente zapatista sueñe, seguro que allí se la suministran, o se encargan de que esté pronto. En sus foros me descargué "El Topo" de Jodorowsky (de culto, claro) y aún sigo buscándole el sentido al alcalde rockero, gallego y pepero; y también "La Batalla por Moscú", un delicioso panfleto comunista en el que la Suprema Gracia de un hierático Stalin acaba con el infame Hitler designando al Mariscal Zhukov Comandante en Jefe del Ejército Rojo mientras come caviar negro y bebe un vasito de vodka. 
Entre otras interesantes secciones, uno de los foros está dedicado a lo que ellos llaman "Cine Soviético" y, por razones obvias, ahí que me pongo a retozar como gorrino en lodazal (no aprenderé el idioma, pero voto a tal que las estoy saboreando). La película más interesante de las que he visto hasta ahora es "Утомленные Солнцем". 

Que al parecer fue oscar en el 1994, cuando los americanos todavía creían que los rusos aceptarían el papel de solícito subordinado humillado. ¡Pues no se han levantado veces estos!. En fin, nadie mejor que el director para decirnos lo que quería decir su película:

Nobody is either innocent or guilty in my film. Apparently, Stalin was the evil genius, but he was created by man’s hands. The scriptures say that man must not create idols to worship. People did not listen, and they created an idol, and they in turn became its victims. But people do not realize that they become victims because they themselves cannot imagine that they are the creators of their own destruction. In the film, Serguei Petrovitch Kotov, the Red Army colonel and hero of the revolution, does not exude the image of one who could be accused of treason. When Stalin’s political police force, the NKVD, comes to arrest him, Serguei remains very calm, expecting to resolve everything with a simple phone call to the Kremlin. But when the arresting officers turn violent, Serguei understands. This is not a tragedy of a guilty man, but the tragedy of a man blinded by the sun. Entrevista en Sony pictures.

No te impacientes, que aquí llego. En la discusión del foro, en la que personajes divididos en categorías como Revolucionario, Activista o Militante, tratan de dilucidar si el film es estalinista, o anti-estalinista... porque esa es la única manera de saber si su visionado puede permitirse o no!

Empiezan dando, como es tradición:

Comentario: El "o no..." de la sinopsis
Nikita, director sovietico no le tiembla el pulso al poner luz sobre acontecimientos manipulados por los enemigos del pueblo y de la revolucion.
Esperaban una pelicula antistalinista y se rio de ellos.
Gran filme historico y revolucionario. Así es la vida. La reaccion ni perdona ni olvida.

Cuando las acusaciones se hacen insoportables para el quintacolumnista que ha abierto el foro, es decir al primer comentario, no le queda otro remedio que pedir perdón:

Habia propuesto la película para el cineclub porque ese aspecto de si es stalinista o antistalinista es lo mas interesante de la película y creo que el director ha hecho una obra de denuncia no de los crimenes del stalinismo sino de los crimenes que se pudieron cometer amparados en una época determinada porque a fin de cuentas la película habla de una venganza personal de un burgues contra un bolchevique revolucionario.

La cosa por momentos parece abocada a un bucle continuo del que es imposible salir: es un burgués? Es un burgués. Entonces es malo. Sí, pero puede que no sea tan malo lo que dice. Pero, es un burgués? Es un burgués... Hasta que, poco a poco, la luz va penetrando en las tinieblas:

Pero aparte de lo que sea o deje de ser Nikita, la película nos plantea algo que sí es cierto: en toda revolución se cometen injusticias, claro que sí. Dentro de esa dictadura de la clase proletaria sobre la burguesía, u oligarquía, caben injusticias y errores de todo tipo.

Hasta que uno mismo queda cegado por el sol:

Es cierto que en las purgas se cometieron injusticias¹, sobre todo por motivos de infiltración de elementos contrarevolucionarios como Mitia, pero también es verdad que posteriormente se rectifico, y a este tipo de gente cuando fueron descubiertos se les ajustició por contrarevolucionarios.

¡Ah...el valor sociológico de las cosas!

Y no paro de decirme: «Estos tíos son sudamericanos, ¿verdad?»

Siga con salud,

Armando

PS: Por cierto, no se ande quejando de los comentaristas que hay que cuidarlos y darles coba. Como no lo haga, se resienten.

¹El link es mío.

Москва I

Querido JR,

Supongo que le habrá quedado claro que la movilización de masas no es nuestro fuerte. Con el gobierno que han montado que si no fuera porque habría que aplicarles la de sus admirados gabachos al Delfín daría vergüenza ajena; con el señor del dedo y la barba; con los trajes del paradigma de la honradez; con la crisis que dicen que hay; me pongo piadoso y le digo: ¡con la Rosa de España!.Ya ha visto lo que han votado nuestros abuelos y primos. La participación ha sido incluso mayor que en las anteriores. A la vista de los resultados la pesadumbre se apoderó de mi y las palabras de mi tío Mario (lo recuerda, estoy seguro) ¡Qué desatino! era lo único que acertaba a razonar esta mañana.

Se ha fijado en nuestra tierra, ¿verdad?. La obscenidad de esas dos columnas, pidiendo a gritos señoritos a los que agradar. ¡Vivan las caenas! Repetimos una y otra vez, como queriendo dar la razón a Hegel. Si hasta en su bello país, que tanto nos gusta despreciar a este lado del Guadiana, nos han puesto las peras a cuarto dándonos otra lección de la que no tomaremos nota.

Pero, en fin, no quisiera cerrar mi primera misiva con este amargor en la boca. Este fin de semana estuve en Bielorrusia (la Rusia Blanca, que en verdad es verde), coincidiendo sin pretenderlo con la escalada dialéctica del tirano Lukashenko. Otro de los felices hallazgos del más pronto que tarde añorado Bush, fue este rinconcito al noroeste de Rusia. Una tiranía en toda regla que, no obstante, conserva las calles limpias, los turistas a raya, los rusos a la derecha y los europeos a la izquierda. ¡No vea cómo le está buscando las cosquillas a nuestro Zar! Ya le contaré, porque si se trata de un pulso, sólo puede acabar mal.

Aunque, que quiere que le diga, este Lukashenko, puede ser un lobo, pero no parece ser lo que se dice un bobo. En las calles de Minsk se respira prosperidad administrada. Déjeme que le cite la Lonely Planet, que es insuperable:

Minsk es una ciudad limpia, segura (ordenada y considerada con sus habitantes añado yo) y con pocas atracciones turísticas (¡como debe ser, hombre!). Hay que disfrutarla como lo hacen sus habitantes: pasear por los parques, ir a los cafés, conocer gente e intentar olvidar lo que sucede tras las puertas del Palacio Presidencial.

Siga con salud,

Armando.